Pensar en lo político y en la obsesión de algunos partidos con la perfección nos muestra cómo caen en la Falacia de Nirvana, rechazando cualquier política que no resuelva de manera absoluta todos los problemas. A su vez, estos partidos suelen idealizar líderes del pasado, esperando que los nuevos sean versiones impecables de esos íconos (lo que podemos llamar el Efecto de la Banda Tributo), cuando en realidad ni siquiera los originales alcanzaron esa perfección. Por último, el Sesgo del Status Quo les lleva a evitar el cambio por miedo a que sea peor que el presente, incluso cuando las soluciones actuales son claramente insuficientes.
Pensar en lo político y en la obsesión de algunos partidos con la perfección nos muestra cómo caen en la Falacia de Nirvana, rechazando cualquier política que no resuelva de manera absoluta todos los problemas. A su vez, estos partidos suelen idealizar líderes del pasado, esperando que los nuevos sean versiones impecables de esos íconos (lo que podemos llamar el Efecto de la Banda Tributo), cuando en realidad ni siquiera los originales alcanzaron esa perfección. Por último, el Sesgo del Status Quo les lleva a evitar el cambio por miedo a que sea peor que el presente, incluso cuando las soluciones actuales son claramente insuficientes.
Bien dicho, Carlos.